domingo, 9 de octubre de 2016

Reserva Espiritual de Occidente, camino de perfección / Entrevista Completa

Reserva Espiritual de Occidente 

"Camino de Perfección" 

ENTREVISTA COMPLETA ABC CULTURAL 2016
JESÚS LILLO / ABC Cultural


La banda de Svali y Wences Lamas regresa a los escenarios para adelantar el contenido de su nuevo álbum :

«El Cristo de la Atlántida» 

 
Reserva Espiritual de Occidente - Svali & Wences Lamas. Foto : Diego Sánchez


Los brotes que crecían en el camposanto donde hace cuatro años y bajo tierra se cerraba la acción de La noche blanca –«eso nunca ocurrió»– debían de ser pasifloras, las flores del sufrimiento que categorizó Linneo. Ha llovido tanto desde entonces que a Svali y Wences Lamas se les ha metido una liana por la parte de atrás de su casa, donde estos días, como un semáforo de indicios, se abren y cierran unos capullos que muestran los clavos y la corona de espinas de Cristo.  También su banda, Reserva Espiritual de Occidente (REO), está a punto. En octubre vuelve a los escenarios y, para comienzos de 2017, está prevista la publicación de su nuevo álbum, El Cristo de la Atlántida. «Quizá esta sea –confiesa Lamas– la última vez que hagamos un disco».

El Cristo de la Atlántida es una secuencia de flores que se abren y se cierran. El cementerio de todas las guerras, sobre todo interiores, contenía el mejor abono. Y ha llovido mucho. «Quizá sea necesaria la más absoluta destrucción para volver a nacer, para que del estiércol surja la flor de loto», añade el autor de Hemos venido a darlo todo (Ofegabous).


Svali & Wences. Foto : Diego Sánchez

 

Lavadora Blues


«Aprendimos de la oscuridad y dejamos atrás el pesimismo, porque esta vida es una lavadora que va a seguir girando... Ya no queremos romper nada, como cuando hacíamos canciones con samples de motores domésticos. Después de La noche blanca, nos pusimos a abrir todos los sótanos que teníamos cerrados. Intuimos un rayo de luz», comenta Svali, cuyo camino de perfección cuenta con el aparato teórico de Lamas. «Aún creemos en el apocalipsis, pero desde el punto de vista del rapto: nuestro cuerpo terminará por caer al suelo, pero nuestras almas seguirán bailando. Después de tocar fondo, está a punto de emerger el nuevo ser humano», añade el escritor gallego. La espiritualidad, patrimonio inmaterial de REO, es clave en esta nueva etapa. Los himnos de los caídos de la División Azul dan paso a la esperanza, en esta u otra vida. Todo será distinto. «Se ha terminado la guerra», canta Svali en Últimas palabras, unas de sus nuevas canciones.


Inspiración y trabajo se retranquean en el estudio casero de Svali y Wences Lamas, reservistas de una introspección que a través de pruebas y errores toma forma en su nuevo disco. «La botella de champán –señala Lamas– no se abre si no la agitas mucho. No sabemos más que antes, pero intuimos mucho, y somos conscientes de lo ignorantes que somos. Se trata, sin embargo, de una ignorancia positiva, como la de los niños que aún no han descubierto que las cosas se rompen, que la sangre se derrama o que los padres mienten, seres ajenos a las reglas inventadas y al cinismo... El disco que estamos preparando es más evangélico porque cuenta todo eso e invita al oyente a ponerlo en práctica. Nos consideramos mesías y queremos ejercer».


Wences Lamas & Svali . Foto : Diego Sánchez


Salvadores

«Nos gustaría hablar de Dios en la MTV –ironiza Lamas–, con Miley Cyrus haciendo versiones de Reserva Espiritual de Occidente, pero nos conformamos con mucho menos». «No nos interesa –apunta Svali– dictar un mensaje, sino predicar con el ejemplo y poner de manifiesto que dentro de cada uno de nosotros está ese espíritu de entenderse mejor, de reconciliarse tras nuestras guerras... Es una forma de conocimiento, una voluntad, un estado de conciencia. Todos podemos estar así».

Óscar Barras, Rubén Rodrigo, Miguel Ángel de Blas y Pedro Fidalgo completan el reparto de El Cristo de la Atlántida, doble álbum, partido en dos, cuyo proceso de composición se ha prolongado durante años. «La intuición –explica Svali– te hace presentir cosas, pero a menudo vemos imágenes que no somos capaces de elaborar y que nos cuesta plasmar en una canción. Todo lleva su tiempo». «Dicen que abordamos cuestiones –añade Lamas– que nadie se atreve a tocar. Desde luego, no vamos a transformar el alma humana en una muñeca rusa en la que todo es exterior y cuyo interior solo esconde vacío... Eso no va con nosotros».

Tanta espiritualidad contrasta con las cuidadas puestas en escena y los envoltorios de las funciones y los álbumes de REO, materialidad y barbarie. «Un chamán sin plumas no es nadie, de la misma manera que un señor con corbata no te puede hechizar. Si me disfrazo en el escenario es para tomarme en serio a mí mismo. Las plumas no son gratuitas. Me encantaría –sigue el ilustrador– morir desnudo, llegar al punto de presentarme a la sociedad como vine al mundo, pero el vestuario de REO es ahora parte del lenguaje». «En fotocopias –concluye Svali–, la Biblia no tiene pase. Tiene que estar bien encuadernada».




Foto : Diego Sánchez

Vuelven. De momento en concierto, en una función doble compartida con Blood Axis. Será el próximo 16 de octubre, ocasión única para conocer, a modo de borrador y croquis, el trabajo que han desarrollado durante su largo retiro creativo y moral. Tras «La noche blanca», cuatro años a oscuras, amanece en la Reserva Espiritual de Occidente.

«Hay vida después de la destrucción. Con veinte años -comenta Wences Lamas-, se puede hacer punk y destrozarlo todo, pero ahora nos interesa la belleza, comprobar qué podemos edificar desde cero, no solo en términos musicales... Lo que intentamos hacer lo podríamos llevar a cabo de mil maneras, soldando acero o cuidando de una persona mayor. Se trata de una actitud global». «En los comienzos de REO -tercia Svali-, mi intención junto a Santi Plagio era romperlo todo, no dejar nada en pie. Era una época complicada para mí, muy difícil, y las cosas salían de esa manera, casi de forma involuntaria. Ahora todo ha cambiado».


Después del apocalipsis

Sigue Lamas rebobinando la historia de un grupo que se prepara para lanzar, a comienzos del año que viene, un álbum cuyo título provisional es «El cristo de la Atlántida» y cuya portada, a medio terminar, viene a ser una mezcla, dice su autor, de las pinturas de El Bosco y la cubierta del Sgt. Pepper. «Estamos en otra fase. Aquello tan convulso lo exploramos y nos divertimos, pero sin llegar a sacrificar una cabra en el escenario y echarnos la sangre por encima... No llegamos a tanto. Un buen día sentimos que no teníamos que romper nada más, ni seguir hablando del apocalipsis», comenta Lamas. «De repente abrimos los sótanos que teníamos cerrados y comenzamos a percibir mensajes positivos, y también luz. No todo es una mierda, ni se va a detener esa lavadora que es la vida... El mundo va a seguir dando vueltas», señala Svali.

La esperanza define el actual estado de ánimo, aclarado y centrifugado en esa lavadora que es la vida, de REO. «Los españoles -añade Wences Lamas- somos expertos en decir que todo lo que hacemos es una mierda. Nos han enseñado desde pequeños que las recompensas se obtienen a largo plazo y que la hormiga trabaja, pero nos han ocultado que estos insectos duermen bien, y a diario. No solo hay recompensas estacionales, sino inmediatas. Nuestro nuevo disco responde a todo eso, como un evangelio escrito para guiar nuestra existencia y la de los demás. Creo que de alguna manera todos somos mesías. Nosotros, además, queremos ejercer».



Foto : Diego Sánchez

«Después de "La noche blanca" no podíamos hacer algo peor", señala Svali
«No solo se trata -apunta Svali, voz cantante de REO- de un mensaje. Creo que dentro de cada uno de nosotros está la necesidad de entendernos mejor, de reconciliarnos con nuestras guerras: se trata de un conocimiento, una voluntad, un estado de conciencia, la convicción de que podemos estar así».

El carácter minoritario de REO no desanima a esta pareja de predicadores de la nueva conciencia. «Espero -dice Lamas- llegar a mucha gente, y hacerles sentir a partir de mi propia observación y del convencimiento de que el error es nuestro maestro. Después de "La noche blanca" no podíamos hacer algo peor. En todo este tiempo nos hemos obligado a beber lo que estábamos sintiendo, muy distinto al ánimo que marcó nuestro anterior álbum. Entonces éramos una marabunta, sifones que vomitaban sobre las canciones. Ahora es distinto»


Salvados por la música

Si la nueva visión de REO es tan global e inmaterial, ¿por qué traducirla de nuevo al idioma de la música y no probar otros lenguajes artísticos o morales? «La música, como una tela de araña, se ha utilizado para cosas muy feas, incluso para colonizar, pero nosotros nos conocimos a través de la música, no haciendo tartas, y así seguimos. Quizás esta sea la última vez que hagamos un disco y en adelante nos dediquemos a las conferencias o la pintura, quién sabe, pero las palabras apoyadas en armonías entran como un antibiótico en los tejidos del ser humanos. A todos -concluye Lamas- nos ha salvado la vida la música en algún momento». «Hay muchas cosas -añade Svali- que se explican mejor con música que con palabras. "Si me das a elegir" cuenta mejor "Deprisa, deprisa" que cualquier diálogo de la película».

Cuatro años para renovarse por dentro quizá sea un plazo aceptable, pero, para grabar un disco, ¿no ha sido demasiado tiempo? «Le dedicamos lo que hace falta. No estamos perdiendo el tiempo. Hablamos, discutimos conceptos y dejamos que las canciones salgan cuando todo está claro, aunque su gestación lleve meses. Antes de ponerse a escribir hay que dedicarse al cultivo de las ideas, y eso exige mucho tiempo». ¿El trabajo supera a la inspiración? «La intuición te hace presentir cosas, pero a menudo vemos imágenes que no sabemos explicar ni escribir, sobre todo si están relacionadas con el alma. Son necesarios muchas diálogos, muchas conversaciones con amigos, y algunos viajes astrales. Todo eso te lleva a encontrar la manera», asegura Wences Lamas. «De nosotros -sigue- han dicho que tocamos cosas que nadie se atreve a tocar. Es lo que buscamos. Queremos desmarcarnos de quienes transforman el alma en una muñeca rusa que no tiene nada dentro y en la que todo es exterior».



Foto : Diego Sánchez


Una nueva tribu

En ese camino interior recorrido por REO no todo es pureza y desprendimiento. Lo material persiste, y también la experiencia, como un lastre. «Claro que utilizamos ordenadores. Conciliamos. No queremos volver al pasado», aclara Svali. «De pequeño veía la serie de Son Goku. Yo fui un niño colonizado, como todos. Con la Movida se colonizó a todo el mundo: nos parecían muy libres, pero al final todo fue para meternos el Starbucks en cualquier esquina. Ahora llevamos la misma ropa que en Oslo, pero diseñar una tribu nueva es bonito, no para pelear, sino porque es intrínsecamente hermoso. Nacer con un Nintendo bajo el brazo no impide buscar dentro de ti... Nos dirigimos a una parte del público que puede entenderlo, porque todos llevamos dentro lo mismo». Amén.

Un clavo saca otro clavo, aunque no sea de Cristo. «Todos somos sacerdotes, guardianes de la espiritualidad», asegura Svali. «Pero las religiones -añade Lamas- establecen dogmas, cuando el manual de instrucciones para llegar a otro sitio solo lo tengas tú.... El único dogma es el amor, porque Dios y amor es lo mismo. Hemos adaptado para nuestro nuevo disco el versículo de Corintios 13. "Me dejaré quemar en la hoguera". Ama, ama, ama, ama... Ahí está Dios».



Foto : Diego Sánchez

Entre chatarra

Es la música, puro artificio, la que en «El Cristo de la Atlántida» envuelve tanta pasión. «Hay elementos preciosistas, muchas volteretas empalagosas y melódicas, porque nos gusta soltar sobre las canciones la carga de un camión de azúcar, pero también hay mala leche y veneno. En este disco no hay samplers. Si metemos algo, ha sido grabado por nosotros mismos, como nuestras pisadas sobre un campo de lava o el ruido de mil vasos de diferentes tamaños rompiéndose, ingredientes que nos pedía la canción. Todo son arreglos en un disco que se prolonga durante hora y media y que estamos grabando, muy despacio, con los equipos que nos han ido dando. Estamos haciendo un auténtico Halcón Milenario de chatarra musical».

El concierto de regreso está anunciado para el próximo 16 de octubre. El disco quizás aparezca en marzo, dividido en dos entregas. «Son dos partes y está concebido como un amanecer que comienza a partir de "La noche blanca" y cuyo segundo volumen es más luminoso. Desplegables, las portadas componen un cuatríptico, una especie de Jardín de las Delicias, del infierno al paraíso, una colección de pequeñas historias que hay que mirar con lupa y que protagonizan las almas de quienes nos han inspirado». Wences Lamas aún lo está pintando.




Cartel por Alba Pardo


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